Egresado de la especialidad de Cocina.

Realizó su pasantía en el 2015 en el restaurante Casa Gerardo, en Asturias, España. Experiencia que fue patrocinada por la Alianza Gastón Acurio y Telefónica “Juntos para transformar”.

El día de la graduación se anunció que se iba a entregar becas a los mejores alumnos, nos cuenta Percy: “No me imaginaba que iba a ser seleccionado, cuando me lo dijeron fue una sorpresa y gran alegría para mí y mis compañeros”. Esta era una gran oportunidad para él y no la desaprovecharía.

Al principio no se acostumbraba a las diferencias horarias entre España y Perú. “Me sentí algo confundido, y no era el único, porque a veces cuando llamaba a mi familia ellos ya habían almorzado y yo ya tenía que dormir, y me preguntaban ¿ya vas a dormir?”, nos comenta.

Adaptarse al nuevo lugar le costó un poco, pero pronto hizo nuevas amistades tanto dentro como fuera del restaurante. “Yo vivía al lado de un colegio donde había una canchita y a veces me juntaba con otros chicos de por ahí a jugar al fútbol, me llamaban por mi ventana y yo salía a jugar con ellos”. Conoció además a una pareja de peruanos de las que se hizo muy amigo: “ellos tenían una bodega llamada La Peruanita, donde vendían productos peruanos y, a veces, me juntaba con ellos para cocinar comida peruana, tiempo que disfrutábamos mucho”.

En su experiencia aprendió nuevas técnicas y un poco de pastelería, además de aprovechar todo lo que tienen los insumos, nada se desperdiciaba. “Con el pepino también se utiliza las cáscaras para las ensaladas, y también hacen infusiones con la piel de la papa, y así distintos casos. Eso se puede deber a que cuando trabajas con un productor, Casa Gerardo cultiva los insumos que usará en su cocina, te pones a pensar cuánto tiempo tomó tener el producto en tu cocina, además de por todo el proceso que pasó para que pueda llegar a tus manos, eso te hace querer aprovecharlo al máximo”. Además, Percy nos dice que el mejor aprendizaje que se llevó de esta experiencia es el de siempre buscar la excelencia: “allá todo se hace con mucha organización y esfuerzo, no hay espacio parar errores”.

“Fue una experiencia de película, yo siempre creí que era un sueño, las horas, los días y los meses pasaron volando”. El último día en el restaurante, sus compañeros le prepararon una cena donde él fue el invitado. “La despedida fue genial, yo estaba muy emocionado de estar comiendo en Casa Gerardo como un cliente y que mis compañeros me atiendan, no lo podía creer”.

“Siempre hay que querer ser los mejores y dar lo mejor de cada uno, no tengan miedo a los nuevos riesgos y arriésguense”